Las clases de español para inmigrantes continúan cada semana en Las Claras, y cada vez con mayor afluencia de extranjeros. Tanto, que ya hay lista de espera, porque el aula no puede albergar a más de veinte alumnos a la vez.

"El problema es que los hay de varios países y es muy complicado entenderse con ellos", afirma Beatriz Gregorio, la maestra en lengua extranjera encargada de iniciar a los foráneos en el aprendizaje del castellano. Además, la mezcla cultural que se reúne en clase cada lunes y miércoles es inmensa, puesto que acuden marroquís, polacos, argelinos e incluso un senegalés. "Con él es más complicado, porque su lengua materna es el olof, y nos tratamos de entender en francés". Con el resto no es tan difícil, porque se ayudan los unos a los otros traduciendo lo que no comprenden.

Sin embargo, pese a las diferencias étnicas y culturales, el ambiente que se respira en clase es excelente. Y eso que hay alumnos veinteañeros y otros que superan los sesenta. "Por eso hacemos las clases muy sencillas. Se trata de que aprendan lo básico, lo que les puede ayudar a desenvolverse en su vida cotidiana", confirma la profesora, que además cuenta con el apoyo de una mediadora marroquí que habla cinco idiomas.

A toda esta ayuda hay que sumarle la voluntad de los alumnos. Una de las estudiantes más veteranas, nacida en Marruecos, explica que acude "con muchas ganas de aprender", entusiasmo que también le ha transmitido a su hija, una de las últimas en matricularse.

Sin embargo, y pese al optimismo, las dificultades de aprender correctamente un idioma como el castellano se perciben a cada momento. "Los españoles hablan rápido, muy deprisa. Tanto, que a veces nos perdemos y es imposible", aseguran al mismo tiempo varios de los presentes.

Además, muchos de ellos tendrán varios meses para aclimatarse, ya que el programa de clases continuará hasta octubre gracias a los 6.000 euros que ha invertido la concejalía. "Trataremos de aprovecharlo y obtener un futuro".