Por los suelos se encuentran permanentemente los barrenderos todos los maceteros de Las Claras después de la movida nocturna. "Es una tarea fija --explican--y antes de limpiar la calle tenemos hasta que buscar dónde han ido a parar las plantas que debían decorar los maceteros". Una acabó el viernes decorando la cabina de teléfono de San Esteban mientras los maceteros volvían a aparecer volcados. "Y eso que calculo que deben pesar tranquilamente los cien kilos" añade el encargado del servicio de limpieza.

No falla. A las siete de la mañana del ´día después´ Las Claras parece territorio comanche y el barrendero de turno tiene que dedicarse a recolocar el mobiliario público antes de limpiar. Además con los maceteros por los suelos es que no cabe ni el camión cisterna.

"Los veinte minutos los perdemos y luego nos toca ir a destajo para hacer nuestro trabajo". Solo que su trabajo se complica, además, por el reguero de tierra negra, recién regada, que pierden los maceteros. De manera que el pavimento, prácticamente recién colocado por el ayuntamiento, da un efecto poco decoroso en una de las zonas turísticas más transitadas porque es paso obligado a la catedral desde la plaza Mayor. Aunque se ve que también es frecuentada en la movida nocturna. "Nosotros hacemos lo que podemos, pero es que nos toca también hasta volver a echar la tierra del suelo a los maceteros". Malas costumbres.