--¿Cómo calificaría la adicción al juego?

--Es un grave problema de salud, junto a las drogodependencias, el tabaquismo y el resto de adicciones, provocado directamente por el propio juego. Un 85% de los españoles juega, pero el juego no es tan adictivo como la nicotina. Aún así, la adicción afecta a entre 250.000 y 400.000 personas en España, por lo que es un problema serio. Además, arruina personalmente, pero trasciende a la familia, tiene más repercusión familiar que el tabaquismo.

--Ha evolucionado hasta llegar al juego on line

--Sí. Ha tenido dos hitos importantes. Durante el franquismo estuvo prohibido porque se consideraba un vicio y en el año 77 se legalizan las tragaperras, el bingo y los casinos y, desde entonces, la ludopatía se ha convertido en un problema social. Después, en el 2011, se legaliza el juego on line , aunque hasta el verano del 2012 no se dan las licencias.

--¿Y la consecuencia ha sido?

--Pues que ya en las asociaciones se están viendo a personas con adicción a este tipo de juego. El periodo de latencia hasta que un adicto acude a tratamiento suele ser de dos años y, sin embargo, en un año, el juego on line ha pasado a ser el segundo problema de juego, solo superado por las tragaperras. Esto tendría que ponernos en alerta.

--¿Qué se podría hacer para frenarlo?

--Sensibilizar a la sociedad y a los políticos de que esto es un problema de salud, una modalidad más adictiva. Sin embargo, ahora no solo no hay prevención, sino que hay promoción del juego, no hay una normativa de publicidad concreta para evitar técnicas agresivas como los bonos de bienvenida, que son un eufemismo y que lo promocionen famosos como Nadal o Ronaldo es una irresponsabilidad.

Va a hablar en el Senado

--Sí, sobre todo del problema de la adicción en las redes sociales, que no está legalizado, pero que va a llegar. Hay que alertar a los políticos de la necesidad de regularlo.

--¿Qué papel juega la familia?

--Es importante explicarle que su familiar tiene una enfermedad. La familia tiene que llevar el control del dinero y no hay que prestar al adicto y sí apoyarle mucho. En el caso de las mujeres, lo llevan peor porque está peor visto, pero tienen que pensar que no es un vicio y no se están gastando el dinero de la familia.