Los cuatro jóvenes rumanos detenidos por la policía local cuando robaban en Daza la madrugada del martes quedaron ayer en libertad con cargos a la espera del juicio rápido que la jueza ha señalado para el martes próximo con apercibimiento de que si no se presentan, serán puestos en busca y captura para su ingreso inmediato en prisión.

Sólo uno de ellos tiene residencia legal en España e incluso dos tienen expediente de expulsión, según las fuentes consultadas, y se enfrentan a una pena de seis meses a un año de prisión por un delito de robo en grado de tentativa, según explicó el fiscal jefe, José Manuel Rubio, ya que la intervención policial frustró sus intenciones. De haberse consumado, la pena habría ido de uno a tres años.

NO PELIGROSOS El fiscal apeló al artículo 503 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para explicar que si no se ha decretado prisión preventiva es porque la pena no es superior a dos años ni tienen antecedentes penales y añadió que "sólo habría sido así de haberse acreditado que sea una banda organizada o fuera un caso de violencia doméstica en aplicación estricta de la ley".

Fuentes judiciales no creen que exista riesgo de fuga ni que sean delincuentes peligrosos basándose en que no tomaron demasiadas precauciones. Actuaron a cara descubierta, no iban armados y aparcaron la furgoneta en la mismísima puerta de la tienda en pleno centro durante presumiblemente varias horas y con las puertas abiertas.

Lo que llamó la atención del policía local que controlaba esa madrugada el tráfico mediante las cámaras de vigilancia de los pivotes permitiendo su detención aunque en un primer momento los jóvenes huyeron por una ventana. Los policías los dieron el alto en las calles aledañas y les intervinieron las llaves de un BMW y un Wolkswagen Passat que tenían aparcados en la avenida Alfonso VIII y que, al parecer, no son robados si no prestados, según su declaración, por rumanos residentes en Madrid.

Eso sí ya habían llenado hasta una docena de bolsas y varias maletas de gran tamaño y sólo de ropa de marca en un robo muy selectivo cuyas pérdidas habrían sido millonarias para el establecimiento que inicialmente las valoró en 18.000 euros. Para irrumpir en la tienda les bastó con forzar la verja y la cerradura de la entrada por la calle Talavera. Hasta ayer no pasaron a disposición judicial porque la Policía Nacional tuvo que esperar a su abogado para tomarles declaración y en comisaría han permanecido desde el martes.