Las sesiones por el caso Plasencia han sido maratonianas. Más de 30 horas han permanecido la juez, los abogados, secretario y agente judicial e imputados en una sala de vistas en la que se han producido anécdotas.

El miércoles comenzaba un un juicio que, ese mismo día, se alargaba hasta la una de la madrugada, como ejemplo. Más de 5.000 folios se había "metido entre pecho y espalda" la jueza en un día y medio, como ella misma señaló a los letrados y advertía también a los acusados que estaría atenta, no solo a sus respuestas, también a sus silencios y a sus gestos durante su declaración y durante la del resto de acusados y testigos.

De hecho, a Tornero, Raimundo, Barbancho y Blanco les ha llamado la atención en algún momento del juicio por diferentes gestos. A los dos últimos les recriminó el viernes que hicieran comentarios cuando declaraba un testigo. "Cómo puedo yo saber que no le están indicando las respuestas", les dijo.

La jueza quería respeto y tenía claro que no estaba en un pleno y así se lo dijo a una familiar de la exalcaldesa, a la que echó de la sala por emitir un aplauso durante un interrogatorio. Entre el público, algunos móviles encendidos que pidió apagar y a varios letrados, reproches por sus repetitivas y ya contestadas preguntas o agobiar a testigos.