Desde que cuando estaba en octavo de EGB un mago placentino le dejó impresionado haciendo desaparecer un coche, el joven Víctor Cerro no ha abandonado el mundo de la magia y el mentalismo. Con sólo 27 años, busca en cada actuación sorprender al público y hacer lo que nadie ha hecho antes. Ahora, quiere atreverse con el más difícil todavía e implicar a una ciudad entera en un número de mentalismo.

"Esto será lo más difícil que he hecho hasta ahora porque cada persona está en un momento determinado pensando en sus cosas y yo quiero que en un momento dado todo el mundo haga lo que yo quiera", aunque aclara que no será nada malo porque nunca usará su capacidad para hacer daño.

Aún no tiene decidido qué será lo que deba hacer la gente y tiene todavía que contactar con ayuntamientos y empresas patrocinadoras para saber qué ciudad será la elegida para este ejercicio de consciencia cósmica , que según afirma "no se ha hecho nunca en el mundo".

Además de este número, Cerro comenzará este mes un ciclo de actuaciones mensuales para amenizar cenas de gala en el hotel Alfonso VIII "muy participativas y con el propósito de dejar a la gente alucinada" y espera poder realizar en septiembre en Pamplona un experimento que tiene desde hace tiempo en mente, pero que resulta caro porque se necesita un helicóptero: "Consiste en colgarme del helicóptero atado con una camisa de fuerza y cadenas y con cuerdas ardiendo y debo escapar antes de que llegue a quemarme".

Subidón de adrenalina

El riesgo es la tónica de muchos de sus números porque también ha cogido una bala con los dientes disparada por un alcalde placentino, ha superado la ruleta rusa y se ha escapado de cadenas mientras una ballesta con un temporizador le apuntaba o colgado de una grúa también atado y con cuerdas ardiendo. "Cuando salgo de una situación en peligro me dan subidones y veo lo bueno que es vivir, la mejor forma de disfrutar de la vida es cuando estás a punto de perderla", explica.