Un centenar de republicanos fueron asesinados durante la represión franquista delante del cementerio y luego enterrados en una fosa común. Una placa colocada ayer los ha devuelto a la memoria de muchos y evitará que en el futuro caigan en el olvido.

Este es el fin del homenaje que recibieron con la colocación de una placa costeada por el ayuntamiento a petición del maestro jubilado Antonio Sánchez-Marín, autor del libro Maestros de la República .

Este justificó el acto en que "es la hora de que los placentinos sepan lo que sufrieron los placentinos durante la represión franquista". Lo dice porque estos placentinos y comarcanos fueron fusilados y enterrados entre 1936 y 1937 fuera del cementerio en una fosa común y no sería hasta 1984 cuando se trasladarían los restos a otra fosa del interior del camposanto.

Julián Benavente, hijo del primer enterrado, fue el artífice del traslado: "Yo era concejal con Mariño y propuse que se llevaran los restos al interior. Yo saqué más de 80 cráneos", recordaba ayer, junto a otros familiares de fallecidos.

La alcaldesa destacó además que "todos salvo uno fueron asesinados sin juicio previo. Este es un gesto de reconocimiento a quienes lucharon por la libertad y murieron por tener ideas de libertad e igualdad. No es una revancha", aseguró. Sánchez-Marín prepara un libro sobre los placentinos que yacen en la fosa y pide a familiares de José Parazón, Francisco Cacharro, Galán Hernández, Teodora Velasco y Raimundo Lorenzo que contacten con él en el 915184837.