Hasta que no empiece la obra de la residencia de mayores en los pabellones militares, el edificio está en desuso. No en ruina, según ha señalado en varias ocasiones el alcalde, pero sí «lleno de basura y en muy malas condiciones», en palabras del presidente de la asociación de vecinos de Miralvalle, Agustín Benavente. A esto se une que tiene fácil acceso, sobre todo por la parte trasera, ya que muchos de los muros que lo rodean son bajos. Todo esto hace que sea sencillo el acceso de personas, generalmente jóvenes, que en ocasiones han provocado incendios.

El último ocurrió la tarde del jueves. Hay vecinos que vieron a jóvenes acceder al recinto y después salir corriendo. Las llamas salieron de la primera planta y obligaron a acudir a los bomberos. También se presentó la policía local, que tuvo que cortar parte de la avenida Virgen del Puerto al tráfico para dejar trabajar a los bomberos.

No hubo daños personales, ni materiales importantes, pero la queja es generalizada por la cantidad de veces que suceden este tipo de incendios. Y la frase más repetida es «algún día va a pasar algo grave y entonces nos llevaremos las manos a la cabeza».

El ayuntamiento ha señalado que las puertas de la parte delantera se tapiaron para evitar el acceso y las traseras se taparon y, además, que la policía local vigila. Sin embargo, para los vecinos no es suficiente y creen que es necesario tomar más medidas.

Así, el presidente de la asociación vecinal, Agustín Benavente, recuerda que «antes había una alambrada en la zona que linda con las viviendas de los militares, pero la quitaron y, en el momento en que tienen oportunidad, se cuelan por allí». También considera que «la parte trasera está mal y es muy fácil acceder».

Por todo, opina que «falta seguridad» para impedir la entrada de personas y la preocupación es la de que «algún día vaya a pasar algo y alguno de los que entran se queden allí atrapados. Por los vecinos no hay peligro, porque el edificio de los militares está más alejado y no hay otras viviendas cerca, el problema es para los que estén dentro».

Los vecinos han visto a jóvenes correr por el recinto, a otros quedarse a dormir en colchones, e incluso, «llevar pareja» y apuntan que puede haber descuidos o provocar fuego por el mero hecho de ver acudir a policía y bomberos.

Esperan que todo termine cuando comiencen las obras de la residencia, pero aún faltan meses porque el proyecto no estará hasta enero o febrero y después habrá que licitarlas.