Unos cincuenta vecinos apuntados a los cursos de informática no podrán empezar hasta que el ayuntamiento repare la cubierta del centro social de Miralvalle, que amenaza con desplomarse, mientras el presidente, Agustín Benavente, ha urgido una solución y la concejala de Obras, Mónica García, le ha asegurado que en una o dos semanas estará arreglado.

Pero no es lo único que urge en la sede porque las mujeres del curso de manualidades hacen sus labores entre cubos, cuando llueve, por las goteras que están sin reparar desde hace al menos tres años. "De momento solo hemos cerrado la sala de ordenadores porque se habían empezado a caer cascotes" , explica la vicepresidenta, Carmen Acero, mientras el presidente no deja de insistir en el ayuntamiento. "La concejala nos ha atendido muy bien --insiste-- pero lo que queremos es que se dé una solución rápida y definitiva, nada de parches". La directiva vecinal apela a la seguridad de los cientos de vecinos que hacen uso del centro a diario.

El consistorio se ha comprometido a consolidar también la cubierta del gimnasio, por lo que alrededor de cien mujeres tendrán que trasladarse a una sede temporal. "Lo que yo más temía es dónde llevar a tantas mujeres de gimnasia de mantenimiento", dice Benavente, quien se ha tomado mucho interés por dejar resuelta la situación a la mayor brevedad y ha obtenido autorización para poder usar, mientras tanto, el pabellón del colegio de Miralvalle.

Menor problema es el de los cursos de baile de salón por la proximidad del Nido, según la vicepresidenta. El resto de actividades tendrán que apañarse en las zonas no afectadas.