La propietaria de la frutería Patri, junto al Postigo del Salvador, se libró ayer de ser aplastada al derrumbarse el techo de un edificio anexo que utilizaba como almacén apenas unos minutos después de que hubiera salido. El siniestro se produjo en torno a las 18.30 horas y en el edificio se encontraba un perro y un ciclomotor. El ayuntamiento derribará hoy previsiblemente la fachada para evitar el peligro de que también se derrumbe.