¿Pueden las personas sordas escuchar música, sentir los ritmos y vibraciones? El placentino David Ardila cree que sí y es el promotor de un proyecto que quiere probar esta hipótesis. Cuenta con la implicación de la Asociación Cacereña de Padres y Amigos de los Sordos (Ascapas) y varios colaboradores. Su proyecto se llama MIMI, derivado del nombre de su madre, Noemí y lo han presentado a una convocatoria de Ayudas a Proyectos Inclusivos de la Fundación Universia y la Fundación Konecta para conseguir financiación con la que desarrollar su investigación.

Según explica Ardila, todo comenzó hace cuatro años. Sus padres son sordos y él se dedica a la producción musical. El proyecto es un homenaje a su madre porque gracias a ella «empecé a mover todo esto». Cuenta que, cuando él estaba en su habitación produciendo música, «ella me venía a ver, ponía la mano en el altavoz y, a partir de la vibración que sentía, me decía si tenía la música demasiado alta o estaba bien de volumen».

Entonces, le entró curiosidad, «empecé a documentarme sobre la relación de las personas sordas con la música y me di cuenta de que no se estaba abordando el problema desde la raíz porque lo que se hace es adaptar la música que ya existe, hecha por oyentes y para oyentes, a las personas sordas, con dispositivos, mochilas y apoyo visual».

Por eso, quiere probar la hipótesis de que, «en base a las vibraciones, los sordos son capaces de diferenciar parte de los ritmos» y sería posible «construir un nuevo código musical para ellos, que no sea una adaptación».

En sus padres ha funcionado

Lo que le ha animado a iniciar la investigación es que en sus padres «ha funcionado» porque ha creado tres piezas musicales sencillas y ha conseguido que, «poniéndose unos auriculares, distingan si el sonido viene por la derecha o por la izquierda y puedan seguir el ritmo, diferentes ritmos y vibraciones».

Lo que quiere comprobar ahora es si funciona también con otras personas sordas y por eso recurrió a Ascapas y después ha logrado la colaboración del Ayuntamiento de Plasencia y su alcalde, la Asociación de Discapacitados Auditivos de Badajoz y Provincia, la Federación Extremeña de Discapacitados Auditivos, Padres y Amigos de los sordos y el centro Al Qamar.

Lo que necesita ahora es financiación para llevar a cabo la investigación con la población sorda de Extremadura. «La idea es formar un grupo de trabajo y movilizar a la gente para hacer las pruebas». De momento, están dando difusión al proyecto a través de un vídeo que están compartiendo en sus redes sociales.

David se muestra muy «ilusionado» porque «esto puede ser el inicio de algo mucho más grande, la creacion de música para sordos». Destaca que los primeros beneficiarios serían los niños porque mejoraría «el autoconocimiento, el habla, el sentido del ritmo, la curiosidad, la creatividad...»

Se trata en suma de adaptar la música «a un código que puedan entender y tener así información mucho más precisa». Esto «aportaría mucho valor a las personas sordas y podría haber producciones para ellos».