"Han muerto unas cuantas cabras, pero no de abandono sino por falta de medios". María José, la joven encargada del ganado muerto de hambre en Casas de Millán, niega indignada que hayan muerto 40 cabras y dice que sólo han sido unas 14. Ella es la hija de uno de los dos dueños del ganado, pero su tío, Augusto Macarrilla, sí admitió el martes que habían sido tantas como denunció la Protectora de Animales de Plasencia.

Pero su tío insistió en lo mismo: "Muertas sí, pero abandonadas no. Lo que pasa es que no tenemos recursos para darles de comer". La sobrina reiteró, sin embargo, en que "el camión de paja que hemos pagado de nuestro bolsillo, y no con un préstamo, ha tardado tres meses en llegar".

Ni uno ni otro dicen en ningún momento que también les esté faltando comida a la familia e incluso un vecino asegura que un edil les ofreció, a título particular, un camión de paja. Lo que sí contó el tío de María José es que su hermano se ha ido con su mujer a trabajar a un finca de Zarza la Mayor y en Casas de Millán han quedado cuatro hijos y la abuela de 80 años con el tío.

Cuando se les pregunta que por qué no vendieron el ganado antes de llegar a esta situación apelan a su amor por los animales. En el pueblo debaten si fue por ignorancia o por forzar una ayuda que no parece que hayan pedido.