Sino porque, al menos, los que me atrevo a llamar amigos por todo lo que de cariño encierra esta palabra, lo merecen. Y así se lo ha reconocido pública y oficialmente la Institución del Ayuntamiento de Plasencia y quienes hoy lo regentan, galardonándoles con el Premio San Fulgencio. Tener a bien reconocerlo ha sido la ejecución de algo que, por otro lado, era vox populi que así debía de ser.

Estas líneas, más que elogio, que siempre que tenga la oportunidad allá donde vaya les haría, es agradecimiento. Porque, aunque como personas particulares todos tengamos nuestros claroscuros, me enorgullece decir con toda la confianza, que ojalá existieran más personas como ellos.

Me siento afortunada, porque no ha sido a uno solo, ni siquiera a dos, sino ¡a tres! Dos personas y una asociación que, de un modo u otro, forman parte de mi vida y de la de muchísimos placentinos, comarcanos y otras personas. Algunos, con sus obras, además de atravesar fronteras, atraviesan corazones hasta quedarse en ellos.

No sé por cuál empezar pues no hago distinción y, por supuesto, sin desmerecer al resto.

El equipo de AFADS. Sé que hay mucha gente que aún desconoce está asociación y su corazón, me refiero al grupo humano de personas que día a día, hacen posible que muchos placentinos y comarcanos, enfermos y familiares de estos, tengan una vida más apacible, creando nuevos recuerdos. (Ella creía que la llevaba a una residencia y se sintió traicionada. Ahora, no para de darme las gracias).

El maestro, uno de ellos. El mío en el Taller Literario, el de muchos en en otras aulas. Poco tiempo, pero intenso. Descubrirle fue descubrirme. Con él pude ser yo en eternas subordinadas. Sencillamente, como eres, gracias por tu legado, por tu enseñanza, GHB, como algunos te llaman.

Y el poeta, también maestro, de escuela. Dentro y fuera de mis murallas. Él y su poesía han paseado por cementerios, disfrutado molinos y recorrido calles secundarias, soportado disputas, enfermedades y escenas cotidianas, hasta llenar corazones huecos y almas solitarias.

Decir Plaga Lírica es pensar en ellos (y no solo), es recordar aquella primera Noche Abierta de 2015, preludio y puesta en escena de los que, hoy sabemos, recibirán un día este reconocimiento. A todos vosotros, ¡Felicidades, seguid así y muchas gracias!