Hace tres meses, el coche de Juan González se encontraba estacionado en las proximidades de la universidad, cuando, por accidente, un turista le ocasionó con su vehículo un golpe en la parte frontal. Ambos firmaron un parte amistoso y Juan asegura que la compañía envió un perito que, tras evaluar los daños, le comunicó el taller al que debía dirigirse para reparar su coche.

Hasta aquí parece un caso entre tantos, pero la sorpresa de Juan llega cuando su aseguradora le notifica que según las gestiones efectuadas por sus técnicos, "las consecuencias declaradas no corresponden a la realidad de los hechos". Por esta razón, el coche de Juan aún no está reparado: "Es una informalidad de mi compañía de seguros. No me quieren arreglar el vehículo, porque la otra compañía sí se hacía cargo de los gastos", comenta Juan, muy molesto porque "no solo me enviaron una carta diciendo que los daños no se ajustaban a la mecánica del accidente. En otra me agradecían haberles comunicado mi malestar, instándome a contactar con ellos si de nuevo no veo satisfechas mis expectativas". Ha intentado denunciarlo ante el juez, pero no ha podido: "Me han dicho que no es denunciable".