Héroes, ángeles de la guarda... Tomás Macías Hernández y Félix Rodríguez Del Saac huyen de esos calificativos y, a pesar de sumar entre los dos cinco rescates de personas, se consideran "humanos. En esos momentos no piensas en ti o en tu vida, piensas en salvar la vida de quien está atrapado, te sale de dentro". Y además, no dudan de que, si otros compañeros hubieran estado en su lugar, habrían hecho lo mismo. "Todos los compañeros del turno y de la comisaría habrían actuado igual".

Tomás Macías lleva 36 años en el cuerpo y Félix Rodríguez, que estuvo de prácticas en la comisaría local, 9. Ambos se toparon el miércoles con un incendio cuando patrullaban por San Lázaro. "Vimos una columna de humo y escuchamos gritos", recuerdan. Con el coche patrulla llegaron hasta una casa de la que, por puertas y ventanas, "salía un humo denso y negro. Vimos las piernas de una mujer tirada en el suelo y su nieto, de unos 13 años, daba patadas desde la calle para poder abrir". No se lo pensaron, entraron y la sacaron con ayuda del menor. Estaba semiinconsciente y mientras Félix la reanimaba, Tomás apagaba llamas del interior de la vivienda, hasta que llegaron el 112 y los bomberos.

La mujer, de 76 años, una vez reanimada "me comía la mano a besos", recuerda Tomás, y otros vecinos mostraron su agradecimiento frente a la habitual imagen de la policía en este barrio.

No era la primera vez que Tomás rescataba a una persona de etnia gitana. Hace 11 años le salvó la vida a una niña de tres en el canal de baños de La Isla y hoy lo recuerda con orgullo y con una sonrisa, la misma que le dedica la niña cuando le ve y sus padres, "muy agradecidos". En esa ocasión, la policía llegó tras el aviso de que una niña flotaba inconsciente en el canal. "Un socorrista intentó reanimarla, pero cuando la daba por muerta yo le dije que había que seguir, yo no doy nunca nada por imposible, hasta que lanzó una bocanada de agua. Estuvo en coma, pero hoy es una chica majísima".

"Cuando se trata de salvar una vida no miramos el riesgo y el único reconocimiento que quiero es el haber podido salvarla", subraya Tomás. Félix realizó otro rescate cuando estaba de servicio en Villaverde y también Tomás salvó hace unos años a un matrimonio, él discapacitado físico y ella invidente, de una casa de dos plantas en Santa Ana. Entonces tampoco se lo pensó y, tras rescatarles, llegó a necesitar oxígeno, pero "no temí por mi vida. Le dije a la señora: usted va a salir, aunque yo no salga".

Héroes o no, además son buena gente . Aprovechan para pedir que alguien ayude a la anciana de San Lázaro porque es viuda, tiene al nieto a su cargo y ahora no tienen casa.