José Ignacio Sánchez recibió con disgusto la noticia de que su denuncia por presuntos malos tratos ha quedado en un juicio de faltas por coacciones. En su opinión, la actitud del cuidador "es una salvajada, no se puede golpear a nadie" y como director que era entonces del área de San Gil asegura: "Es mentira que esa actuación esté protocolizada. Eso es un maltrato, legalmente a lo mejor no, pero éticamente sí".

Sánchez se basa en el código ético de la confederación española de organizaciones en favor de las personas con discapacidad intelectual, que dice que las asociaciones "harán explícito su rechazo total al castigo físico o psicológico expresando su no uso en ningún ámbito".

Fue despedido de Placeat en agosto por "injurias y calumnias al presidente y a la organización", pero por otro lado dice haber recibido apoyos de numerosas asociaciones, e incluso de Amnistía Internacional, por eso afirma: "No me voy a parar, recurriré las veces que hagan falta y pienso volver a recuperar mi trabajo y a exigir que se cumplan las cosas".

De cara al juicio del jueves, pide "que las personas que se sientan sensibilizadas acudan porque no se está juzgando un caso sino los derechos de las personas con discapacidad".