La avenida de Extremadura sufre desde final de verano una oleada de robos en el interior de los coches que fuentes de la Policía Nacional atribuyen a varios jóvenes drogadictos que ya han pasado a disposición judicial, pero que han sido puestos en libertad provisional a la espera del juicio. Ello mientras los afectados han pedido más vigilancia policial.

"Pero los policías nos han dicho --indicó el propietario de uno de los vehículos forzados en la calle-- que incluso han cogido a más de uno in fraganti y que también ha vuelto a la calle hasta que sea el juicio".

La comisaría no ha negado los robos, pero solo ha indicado que lleva practicadas varias detenciones por estos hechos en la zona norte de la ciudad. Mientras los afectados coinciden en que el modus operandi es siempre el mismo: rompen el cristal de una ventanilla para llevarse lo que esté al alcance de su mano. Teléfonos móviles, aparatos reproductores de música o gafas suele ser el botín mientras en ocasiones son mayores los daños que ocasionan que lo que consiguen llevarse presuntamente para vender por droga.

PRECAUCION No hay datos oficiales sobre cuántas denuncias se han presentado por estos robos, pero los vecinos no dudan en hablar de oleada desde que acabó el verano. "A mi ya me han robado dos veces --relata indignado un afectado-- y alguna solución tendrá que haber porque los detienen, los sueltan y vuelven a la carga". Mientras reconoce ver merodeando por el barrio a jóvenes sospechosos.

Lo que sí resaltó comisaría es que se patrulla la zona en coche y también recomendó no dejar enseres de valor a la vista en el interior de los vehículos. Pero la realidad es que todavía hay conductores confiados que dejan hasta la cartera y luego se encuentran con la desagradable noticia de que les ha tocado.

Este verano hubo un delincuente más hábil que abría los coches con ganzúa, sin causar destrozos, pero ya ingresó en prisión. Los que actúan ahora rompen el cristal y se llevan lo que tienen a mano. "A mí --cuenta otro vecino del Pilar-- me costó más reparar los daños que el móvil que me habían quitado". Fuentes policiales indican que este tipo de artículos robados acaban en el mercado negro de San Lázaro, donde presuntamente los cambian por droga. Los vecinos, por su parte, ajenos, aparcan en sin tomar precaución de no dejar nada a la vista.