Qué bellas vistas tiene San Lázaro y no digamos el Bronx, que qué manía con llamarlo el Bronx si parece salido de la bonita serie de La Casa de la Pradera. Al pan, pan y al vino, vino y todo lo demás son ganas de ensañarse con la Plasencia feliz. Me encantaría seguir con el cuento, pero me pagan por contar la realidad. Tal cual. Anda, como a los munícipes por afrontarla. Por eso, bienvenida sea la demanda de un plan de choque policial en ambos barrios conflictivos y, por ende, de que se cubra el déficit crónico de comisaría que ha hecho el propio concejal de Seguridad Ciudadana, Paco Martín, al Ministerio del Interior. Osado él y osada la delegada del Gobierno, Carmen Pereira, si tira para adelante después de admitir que la plantilla es insuficiente. Los vecinos sabrán agradecérselo y aquí paz y después gloria. Entonces a lo mejor podemos retomar el cuento y no tenemos que volver a contar cómo una multitud apaleó a una niña que paseaba al perro y desde entonces no se atreve a pisar la calle en La casa de la Pradera.