TEtsta mañana salgo de casa para llevar a la guardería a mi pequeño y al llegar, me encuentro con la directora para informarme de que no es posible que siga dejándolo allí, pues la subvención municipal para su supervivencia ha sido suspendida por el ayuntamiento. Me lo llevo al trabajo porque no tengo quien cuide de él y mi padre, dependiente, llama mientras voy de camino, para decirme que la chica del servicio de ayuda a domicilio no se ha presentado. Tras escuchar sus quejas, telefoneo a la trabajadora social y me comenta que se está llevando a cabo un E.R.E. en la Concejalía de Servicios Sociales y son las consecuencias de ello, así que la atención se irá reduciendo hasta extinguirse del todo. No entiendo nada. Para colmo, mientras leo el Diario de Plasencia en el autobús, me entero de que este año no se va a celebrar el Festival Folk al que había invitado a mi amiga Camino, con lo que le gusta y encima, gratis. Le pongo un whatsapp para comunicarle la noticia. Me responde con emoticonos llorando. Miro por la ventana mientras me pregunto si todo me pasa a mí o algo está yendo realmente mal en esta villa".

Menos mal que esto, a día de hoy, es solo un cuento.

Pero pudiera ser real. Las propuestas de la defensa de las empresas adquirientes de los terrenos de las famosas huertas de La Isla podrían haber llevado a ello y mucho más. No a salvo aún del todo de recortes en servicios y subidas de impuestos, es un hecho que Plasencia está terriblemente endeudada y por mucho tiempo. El precio publicado en el último auto del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx) es exhorbitante. La ciudad entera habrá de vaciar sus bolsillos para pagar a los dueños, particulares y empresas constructoras en la actualidad. Sí, definitivamente, justos por pecadores.

La vida continua como si nada grave sucediera. Me pregunto si verdaderamente cada vecino es consciente de la realidad que se le viene encima.

Lección: No muerdas lo que no te puedes comer .