Se miran, pero no se tocan. El ayuntamiento presentó ayer en sociedad los nuevos autobuses urbanos que, sin embargo, no pueden circular porque aún no se han rebajado tres pasos elevados con los que choca la rampa de minusválidos, ni se han eliminado aparcamientos en calles por las que no pueden pasar.

Son los mismos obstáculos que ya observó la edil de Servicios Municipales, Carmen Blázquez, en agosto durante el recorrido experimental que realizó con un modelo similar. Entonces ya advirtió de que habría que eliminar una fila de aparcamientos en la calle San Cristóbal y la plaza del Ahorro, en San Miguel y en parte de Matías Montero y de que para el estreno de los autobuses habría que esperar el resultado de un estudio del tráfico.

Pero fue la semana pasada cuando Blázquez, el edil de Tráfico y la policía local se sentaron para estudiar la eliminación de aparcamientos y sus alternativas. Con todo, ayer la alcaldesa dijo que el estudio del tráfico se dejará para más adelante y aseguró que en una semana estará en marcha la nueva flota, porque "pueden parar en las mismas paradas que hasta ahora".

NI SEÑALES, NI NAVE De los pasos elevados que en seis meses no se han rebajado --dos en Dolores Ibárruri y uno en Sor Valentina Mirón-- Blázquez dijo: "En dos días estará hecho", aunque ella amplió el plazo de estreno de los autobuses a diez días.

Por su parte, la cooperativa Los Arcos, adjudicataria del servicio, recordó que también faltan por instalarse las 130 señales indicativas de los recorridos ni han adquirido aún la nave en la que se guardarán los autobuses. De hecho, tienen de plazo hasta el 31 de julio, aunque ayer ya avisó de que no se la entregarán hasta el 31 de octubre. Mientras tanto, aseguró: "Estarán resguardados en una nave".

Pese a todos estos defectos, la alcaldesa se felicitó por la llegada de los autobuses: "Hoy estamos de enhorabuena, hemos cumplido un compromiso electoral". La acompañaron buena parte de su equipo de gobierno y presidentes vecinales, invitados por carta y por teléfono.