Quedan apenas ocho días para que comience la feria de Plasencia y la Concejalía de Interior ya ha solicitado una ampliación del horario de cierre de los establecimientos de ocio nocturno. En esta ocasión, en lugar de pedir una ampliación desde el fin de semana previo, lo que supondría un total de nueve días, ha optado por solicitarla para los días 8, 12, 13, 14, 15 y 16.

No obstante, ha hecho una diferenciación porque para los días 8, 12 y 13, la petición es la de ampliar el horario en dos horas y para las noches del 14 al 15 y del 15 al 16, la petición es de tres horas más. La justificación de la primera es que hay «actos programados en el marco de las ferias y fiestas» y de la segunda, que son «los días centrales de dichas ferias».

La petición alude a la Orden del 16 de septiembre de 1996 que establece los horarios de apertura y cierre de los establecimientos, espectáculos públicos y actividades recreativas y los horarios especiales. Dado que, desde el día 1, está en vigor el horario de verano, los bares y cafeterías pueden cerrar a las dos de la madrugada; los bares especiales, a las tres y las discotecas, a las cinco. Con la ampliación, podrían alargar su horario hasta las cuatro o cinco los primeros; cinco o seis los segundos y siete u ocho los terceros.

Según indicó ayer la concejala de Interior, Sonia Grande, la solicitud de ampliación se envió a la Junta el pasado 15 de mayo y llegó devuelta al ayuntamiento, por lo que se volvió a enviar a otra dirección el mismo día y el pasado día 30 se repitió por fax.

De momento, sigue a la espera de contestación por parte de la Dirección General de Emergencia y Protección Civil. Precisamente, para esta misma dirección general registró ayer la asociación vecinal Intramuros un escrito en el que solicita que la ampliación horaria y las actuaciones previstas queden restringidas al recinto ferial. «No se debe convertir el casco histórico en recinto ferial, cuando existe un espacio municipal concreto».

Porque Intramuros critica las autorizaciones municipales para instalar barras en la calle, mesas altas junto a terrazas, escenarios y música al exterior. Por un lado, porque suponen un obstáculo para personas con discapacidad y, por otro, porque dificultan «la asistencia ante posibles emergencias».

Además, señalan que la normativa de ruidos debe tenerse en cuenta porque, entre las cañas, conciertos y ocio nocturno, la plaza Mayor y calles aledañas están «llenas de personas en un botellón continuo», lo que dificulta el descanso vecinal.