Los ayuntamientos tienen hasta tres años para adaptar los pasos de peatones elevados y las bandas reductoras a la nueva normativa. O sea que no pueden medir más de diez centímetros de altura y las rampas entre metro y 2,5 de longitud. Pero las autoescuelas y conductores profesionales consultados piden que los de nueva instalación cumplan ya esas medidas e incluso vecinos de zonas en obras como Cañada Real avisan de que estarán vigilantes. Máxime después de la experiencia de la Puerta Berrozana, donde el ayuntamiento se vio obligado a deshacer lo hecho porque el paso elevado entorpecía el paso a los autobuses urbanos.

El ayuntamiento, por su parte, recordó ayer que está en plazo para empezar a adaptar la norma recogida en el DOE de 27 de febrero así como que la mayoría de las llamadas popularmente avispas -- las bandas reductoras-- que ha ido colocando en el casco urbano lo ha hecho a petición precisamente de los vecinos para obligar a los conductores a reducir la velocidad. Si bien, el mismo decreto reserva a la consejería de Fomento la competencia de revisar los pasos de peatones y las bandas reductoras en cuestión pudiendo llegar incluso a paralizar su construcción si no se ajusta a la normativa.

Las instrucciones técnicas son muy precisas y, según las autoescuelas, estos mecanismos necesitan en Plasencia una revisión porque los hay que son verdaderos mastodontes, avisan.