Un ingeniero al que habían ametrallado en el brazo y en el estómago; menores solos, separados de sus padres; un sirio que hablaba tres idiomas y había trabajado en un hotel de cinco estrellas... Unos felices por haber «huído de los horrores de la guerra», otros «desesperados» por las condiciones de vida en un campo de refugiados y otros deseosos de trabajar para poder salir de los campos. Todas estas realidades las han podido conocer una treintena de alumnos del IES Sierra de Santa Bárbara y su profesora de inglés Raquel Sánchez Aparicio, gracias a un programa europeo Erasmus + K2 en el que están participando siete países.

La inmigración a lo largo de la historia y el papel de la mujer es la base del proyecto, que ha unido a profesores y estudiantes de Italia, Bulgaria, Rumanía, Turquía, Grecia, Portugal y España. Lara Sánchez, actualmente en segundo de Bachillerato, ha sido una de las alumnas participantes. Confiesa que se apuntó al proyecto para practicar inglés y ahora está «superagradecida porque he viajado, he conocido a un montón de gente...» Además, coincide con su compañera Clara Rodríguez en que «cambia la mentalidad que tienes sobre las realidades que se viven en otros lados».

Porque ellas y sus compañeros han tenido que trabajar y esforzarse mucho, investigar sobre la inmigración y el papel de la mujer a lo largo de la historia, entrevistar a inmigrantes, conocer cómo se trata la inmigración a través del arte, presentar sus investigaciones y, recientemente, han podido visitar un campo de refugiados en Rumanía. Su profesora Raquel pudo conocer además otro en Grecia.

«Te llevas sobre todo las personas, las experiencias» y se crean vínculos con los otros participantes en el proyecto, señalan.

Profesora y alumnas reconocen que su idea de la inmigración ha cambiado desde la participación en este proyecto. Porque «sabía que existía la inmigración, pero por la tele no es igual, me impactó verlo», señala Lara.

Además, han podido comprobar que los tópicos no son ciertos porque «son muy inteligentes, hablan muchos idiomas y están muy bien preparados. No todos son incultos. Además, no huyen para quitar el trabajo a nadie, huyen porque, si vuelven a su país, mueren. Algunos son perseguidos por haber manifestados ideas distintas de la de su gobierno. Todos podemos ser inmigrantes y eso la gente no lo ve».

Algo que impactó también a las alumnas fue «cómo hay tanta diferencia entre países de la misma Europa, porque en Portugal, Italia o Grecia son similares a nosotros, pero en Bulgaria, Rumanía o Turquía todavía tienen que evolucionar».

No obstante, también han podido comprobar que, «a pesar de lo poco que tienen, te lo dan todo. Son muy hospitalarios. Nosotras nos quedamos en una casa en Rumanía con un matrimonio con otros dos hijos y nos dejaron la habitación de los hijos y ellos durmieron en el sofá».

Y en los campos de refugiados han visto de todo, desde personas desesperadas y a las que se les notaba que «han sufrido mucho», a otras que agradecen esa segunda oportunidad.

Raquel subraya el esfuerzo del equipo directivo y los profesores del instituto por sacar adelante el proyecto y todas subrayan que deberían promoverse más porque suponen «una riqueza intercultural».