Ni un día ha durado la limpieza en los columpios de la plaza trasera del ´Sirimiri´. El ayuntamiento les quitó las pintadas por la mañana un día de esta semana y por la noche volvían a estar pintados para indignación de los vecinos y usuarios, que ya han pedido por escrito más vigilancia policial. "No hay derecho a esto" decía la misma vecina que preguntaba en voz alta qué clase de educación están recibiendo los jóvenes.
Este es un botón de muestra de los actos de vandalismo que han llevado al concejal de Seguridad Ciudadana, Blas Raimundo, a proponer mañana al pleno la aprobación de una ordenanza municipal que sancione los daños al mobiliario urbano. Se calcula que el ayuntamiento gasta al año del orden de 30.500 euros en repararlos.
DEBATE ABIERTO El texto que someterá el gobierno municipal del PSOE al pleno prevé multas de 100 a un total de 3.000 euros y la posibilidad de canjearlas por servicios a la comunidad en caso de que los infractores sean menores de 18 años y hayan consumido alcohol como una medida educativa en opinión del edil, Blas Raimundo.
A priori la oposición ha recibido con buenos ojos la redacción de la que será la primera ordenanza del ayuntamiento contra el vandalismo aunque los portavoces del PP y CCPL, Fernando Pizarro y Félix Macías han abogado por más trabajos comunitarios y menos multas así como por una mayor vigilancia policial para que no sea papel mojado puesto que los autores de los destrozos han de ser cogidos ´in fraganti´. Ambos portavoces han querido abrir este debate "porque el dinero sale del bolsillo de papá y al chaval le pesa más tener que hacer servicios públicos" indicó Pizarro.
Macías preguntó: "Qué molesta más a un conductor, la multa o que le quiten el coche". Con lo que la oposición podría pedir retoques al texto para consensuar la ordenanza. Mientras tanto, por ejemplo, el ayuntamiento ha seguido esta semana con la revisión de los juegos infantiles y cada fin de semana aparecen señales de tráfico por el suelo, papeleras y retrovisores rotos o contenedores quemados.
