Con la puerta de la calle arrancada, boquetes en las paredes, cristales rotos y mucha suciedad. Así lleva más de un año una de las viviendas sociales que la Junta hizo Gabriel y Galán, ahora convertida en refugio de yonquis, cuyos vecinos pidieron ayer al consistorio que ponga fin a la situación, "porque tenemos miedo --dijo el portavoz-- pero me han dicho que llame a la Junta y digo yo que si mi ayuntamiento no va a hacer nada por nuestra seguridad".

Los vecinos del número 9 de Gabriel y Galán se sienten indefensos por un caso más de ocupación ilegal de los pisos sociales mientras la comisión regional de la vivienda no ha resuelto todavía las cientos de solicitudes de familias con verdaderas necesidades pendientes de recibir una en lista de espera.

INDEFENSION Este es otro de los pisos que tapió hace unos años la Junta para evitar su ocupación ilegal, pero poco tardaron en echar abajo la placa de acero. A partir de ahí los vecinos han ido poniendo que si una puerta de madera con cerradura nueva que si unas cadenas ante la desidia de la Administración, pero de poco han servido.

"Decidimos hacer algo porque ni la policía local, a la que por lo menos hemos llamado quince veces, ha venido una sola vez --explica el portavoz vecinal-- pero a mí ya me da miedo por mi madre". Hasta ahora las ocupaban por el procedimiento de la patada en la puerta las hacían familias generalmente de etnia gitana para vivir, pero en este caso han sido drogadictos, sin que la Administración haya tomado cartas en el asunto.