La muralla de Plasencia ya tiene plan director. Esto significa que, cada vez que se vaya a realizar una actuación en el monumento, tendrá que ajustarse a este plan, puesto que se trata de un documento que «recoge las intenciones para el futuro de la muralla y la estrategia a seguir en cualquier intervención que se realice».

El director general de Patrimonio de la Junta y los redactores del plan, la UTE Luis Acevedo y Beades Arquitectos, acudieron ayer al ayuntamiento para dar a conocer sus detalles y entregar físicamente el documento al alcalde. Según señaló Pérez Urban, ha costado 100.000 euros, sufragados por la Junta, y se hará público para que los ciudadanos puedan consultarlo.

El alcalde subrayó por su parte que era un documento que se necesitaba porque «permite un análisis del estado de la muralla y de las fases e intervenciones que hay que hacer a lo largo del tiempo. Es un punto de partida para afrontar rehabilitaciones», como las que tiene pendientes el ayuntamiento en la Puerta del Sol, Puerta de Coria y Puerta Berrozana, recordó, y se puede utilizar también como base para presentar proyectos a Europa.

Urban matizó que el plan no es un proyecto, sino una reflexión, que tiene la función de planificar y favorecer la cooperación entre agentes. Así, está formado por un conjunto de documentos (en formato papel y digital) que recogen «toda una serie de actuaciones que se consideran necesarias a corto, medio y largo plazo, tanto para la adecuada consolidación, conservación y puesta en valor del bien, como para la integración del mismo en la ciudad contemporánea de la que forma parte y de la debe participar como elemento activo».

El objetivo general es la consolidación y conservación de la muralla y los redactores apuntan que «posee un trazado circular que resulta idóneo para su recorrido y accesibilidad al conjunto urbano».

De esta forma, el plan propone actuaciones de consolidación y puesta en valor de la muralla y otras para redefinirala como elemento vertebrador de la ciudad. Un ejemplo, los redactores plantean un recorrido en bicicleta «ya que las distancias y la orografía lo permiten en la mayoría de los casos», salvando discontinuidades y «ciertas barreras físicas que tiene la muralla en sí por su propia configuración».

Cabe recordar que fue declarada como Bien de Interés Cultural según el decreto del 22 de abril de 1949 y que forma parte del conjunto histórico placentino, declarado BIC en 1958.