El misionero extremeño Serafín Suárez será el encargado de llevar, cuando vuelva a Zimbabwe, los 6.000 euros con que los placentinos van a colaborar en la reconstrucción de una escuela que tuvo que cerrar porque el techo, de madera y uralita, se vino abajo. Era lo único que encontraban al menos 400 niños después de recorrer hasta siete kilómetros a pie para ir a una escuela donde tampoco hay pupitres ni bancos ni siquiera lápices.

El director de Cáritas Interparroquial, Pablo Vicente, le entregó ayer el cheque procedente de la subvención concedida por el ayuntamiento a través del Consejo Municipal de Cooperación al Desarrollo, donde la institución había pedido ayuda para este programa de colaboración de Cáritas con Zimbabwe que dura ya diez años. El misionero volverá no sin antes lanzar un SOS: "A este paso tendremos que hablar de un continente africano de muertos".