Más de un centenar de vecinos de Granadilla se reunieron ayer en el teatro Alkázar para ser declarados Hijos Adoptivos de Plasencia. Tras tener que abandonar su pueblo en las décadas de los 50 y 60 por la construcción del pantano de Gabriel y Galán, muchos emigraron a Plasencia y el ayuntamiento ha querido rendirlos un homenaje. El acto de nombramiento estuvo presidido por la consejera de Presidencia de la Junta, Casilda Gutiérrez, quien destacó la "unión del pueblo a pesar de que tuvieron que abandonarlo forzosamente", y por el obispo Amadeo Rodríguez que les abrió las puertas de la iglesia placentina. También asistieron la alcaldesa Elia María Blanco, que explicó que "pretendemos reconocer el sufrimiento de los que abandonaron su pueblo" y Raquel Puertas, edil de Turismo y promotora del homenaje.

El acto comenzó con la actuación de los coros Ars Nova, el Orfeón ciudad de Plasencia y Coros Extremeños que interpretaron el Himno de Extremadura y con un recital de poesía de Luisa Durán. Tras tomar la palabra las distintas personalidades que presidieron el acto, se procedió al nombramiento de Hijos Adoptivos de Plasencia con la entrega de un diploma e insignia para cada uno de los vecinos con la posterior foto de familia.

Después, todos se acercaron a Torre Lucía para ver una exposición fotográfica de las vivencias en el pueblo y algunos, incluso se reconocían en las fotos y recordaban a los que ya no estaban. El descubrimiento de una placa conmemorativa en la nueva calle Hijos de Granadilla cerró el acto de homenaje.