"En plena marcha, una pedrada es peligrosísima porque puede provocar algún accidente". De esta forma advertía ayer Rufino Vázquez, portavoz de la cooperativa de autobuses, de los daños que los vándalos pueden causar. Para él, como para la edil Carmen Blázquez, lo más importante son las consecuencias que pueden tener para su integridad física y la de los usuarios, porque "no lo ves venir y del susto puedes dar algún volantazo", subrayó.

Dice que hasta el momento, no han identificar a los autores de las pedradas y si, hasta ahora, circulaban con cien ojos por La Esperanza, ahora, y vista la experiencia del domingo, temen que les puedan sorprender en cualquier zona de la ciudad.

Pero Vázquez incide también en el trastorno que conllevan estos actos de vandalismo porque los vehículos deben permanecer varios días en el taller hasta que llegan las lunas nuevas y éstas pueden costar entre 500 y 600 euros y "no nos podemos permitir estar desembolsando esas cantidades constantemente", explicó.

Por eso, coincide con Carmen Blázquez en que, de seguir las pedradas, la consecuencia va a ser suspender alguna línea: "Como nos sigan tirando piedras vamos a tener que parar porque no vamos a tener vehículos para circular".