Policías locales desplegados en la calle Talavera, en la plaza Quemada, en el rincón de San Esteban, en la plaza de la Catedral, en todas las vías de acceso a los locales de ocio nocturno. Esta es la medida que ha tenido que tomar la Policía Local de Plasencia y que mantendrá durante las noches de los fines de semana para evitar que se produzcan aglomeraciones de personas que se dirigen a bares, pubs y discotecas.

Según ha explicado el intendente de la jefatura placentina, Enrique Cenalmor, el pasado fin de semana hubo 14 agentes controlando los accesos a estos locales y este fin de semana se repetirá porque se han encontrado con incumplimientos y "falta de responsabilidad", sobre todo cuando avanzan las horas y aumenta el consumo de alcohol.

"El pasado fin de semana tuvimos que estar conteniendo a la gente y diciendo a algunas personas que no podían pasar porque ya había demasiadas en calles como la de Las Claras y Los Vinos" que son estrechas, para evitar que se formaran grandes grupos que habrían hecho imposible mantener las distancias de seguridad por el covid-19.

De hecho, Cenalmor señala que se pusieron varias denuncias, unas a personas que iban sin mascarilla y otras por desobediencia a la autoridad.

Por la parte de la hostelería, el intendente destaca su comportamiento, "algunos lo están haciendo muy bien, se ponen en la puerta, controlan el aforo e informan a sus clientes" y otra cosa que destaca es que, de momento, la policía no tiene constancia de la celebración de ningún botellón.

Testimonio de hosteleros

Testimonio de hostelerosPrecisamente, los hosteleros placentinos, sobre todo los que trabajan por la noche, se están encontrando con problemas a la hora de que los clientes cumplan la normativa y uno sobresale del resto: "la mascarilla es la asignatura pendiente".

Lo afirma Mamen Marcos, propietaria del bar especial El Portón, que señala que el primer fin de semana de reapertura fue "estresante. Mucha gente sale sin mascarilla y algunos te dicen que la tienen en el coche, no entienden su uso y el problema es que yo sin mascarilla no dejo entrar en el local". Por eso, llama a la concienciación y pide a quien quiera entrar en los locales de ocio nocturno que "no salga sin ella, que es obligatoria en el interior".

Afirma que ella se pone en la puerta e informa a los clientes antes de entrar de las normas, "les coloco y procuro que no se muevan mucho de su sitio".

También Raúl Paniagua, de La Pitarra del Gordo, ha podido comprobar el mal uso que se hace de la mascarilla, a pesar de que su establecimiento es diurno. Porque “para la gente, la terraza es como si fuera un espacio libre de mascarilla y lo primero que hacen antes de sentarse es quitársela. No cuesta nada esperar a que el camarero tome nota de las consumiciones y las ponga, es un acto de responsabilidad". Del mismo modo, "no se la ponen cuando entran al baño o a por tabaco".

También señala que, "cuando se desaloja una mesa, hay gente que se sienta directamente, sin esperar a que la desinfectemos. Yo les pido que se levanten un momento y hay gente que se molesta. En ocasiones, estamos viviendo situaciones bastante raras y bastante tensas".

Precisamente, María Aceña, propietaria de La Varita Mágica, en la calle Patalón, asegura: "estamos en tensión desde que se abre hasta el cierre". En su caso, señala que debe "estar muy encima de la gente, diciendo constantemente que se separen, que no pueden entrar por el aforo, que se encuentra completo, yo no he tenido ningún problema con nadie, se lo dices y rápido lo comprenden, pero es cierto que tienes que estar encima y es todo muy complicado".