Casi dos meses después de que el equipo de gobierno acordara abrir un expediente para exigir a los dueños del secadero de San Juan su tapiado, la obra ha comenzado. Fueron los vecinos quienes reclamaron el cierre por haberse convertido en refugio de okupas y por su mal estado, de conservación y sanitario porque es un foco de infección.

Así, ante el inicio de la obra, el presidente vecinal, Bonifacio Santos, se ha mostrado contento, pero prudente: "De momento va bien cerrado, vamos a vigilar cómo lo hacen y luego hablaremos". Lo que también pide es que se limpie la zona porque "de limpieza, de momento, nada".

La edil de Obras, Mónica García --que prevé ver hoy su estado-- tranquilizó a los vecinos al asegurar que el ayuntamiento ha exigido a los dueños mantener el edificio en las debidas condiciones de salubridad.