Perdió entre el 70 y el 80% de la audición en ambos oídos a los cuatro años por una negligencia médica y ahora es el eslabón entre la ciudad y las personas sordas. Belén Paniagua, una placentina de 30 años, lleva desde hace una semana un servicio de información turística destinado al colectivo y pionero en toda Extremadura.

El servicio forma parte de un proyecto de Turismo Accesible de la concejala Raquel Puertas gracias a un convenio firmado con la asociación de sordos Ascapas, en el que colabora la diputación con la contratación de Belén. Según la edil, el objetivo es "integrar a las personas con discapacidad en el entorno laboral y favorecer que Plasencia sea una ciudad para todos, independientemente de su condición física". Sin embargo, Belén va más allá y cuenta ilusionada que a través de la oficina "puedo servir de puente para ellos para que conozcan la historia de la ciudad y pierdan el miedo a salir de casa".

Para comunicarse con ellos Belén aprendió el lenguaje de signos hace apenas un año porque ella oye perfectamente gracias a dos audífonos. Fue a raiz de trabajar en una fábrica de zapatos donde coincidió con varios sordomudos y pudo servir de nexo entre los jefes y ellos.

Ahora trata de perfeccionar el lenguaje para hacerse entender porque "es una lengua muy cerrada y muy coloquial, es como pasar el castellano al inglés". Para ella este servicio es un reto y también espera que sirva para integrar a los sordos en la sociedad y que ésta los vea como personas normales: "No estamos acostumbrados a ver cómo hablan y llaman mucho la atención, pero una vez que te acostumbras, ya lo ves normal".