En la joyería de la calle Talavera que hace esquina con la plaza Mayor no están dispuestos a perder clientes por las obras y ayer mismo convirtieron el escaparate de los soportales en una entrada acristalada. La puerta de la discordia porque se las ingeniaron para facilitar el acceso a los clientes, pero sin pedir la licencia de obra al ayuntamiento.

"Que me la paren si quieren-- explicó su propietaria-- pero yo no puedo cerrar todo el tiempo que duren las obras y lo único que he hecho ha sido abrir una puerta por el escaparate, donde antiguamente ya la había por cierto". Conciliadora, la concejala delegada le apercibió de que requiere la licencia municipal, la dueña la pidió sobre la marcha y asunto arreglado.

"Le he dicho que la licencia es preceptiva, la ha pedido y como no toca la estructura pues no hay mayor problema porque lo que no queremos tampoco es perjudicar la actividad comercial de nadie" explicó la edil, Mónica García, mientras los operarios acababan de abrir la nueva puerta del comercio por la plaza Mayor. Justo cuando la empresa adjudicataria instalaba ayer una verja de hierro en la calle Talavera dejando el paso libre por los acerados, que sustituye al cerramiento de obra.

El origen de la discordia es que la obra empezó el lunes sin previo aviso y con un único acceso peatonal. O sea con entrada desde la Puerta Talavera hasta la misma joyería, pero sin salida por la plaza. La joyería, con el apoyo de la asociación de comerciantes del centro, presionó, no si amago de demanda judicial, para tener también acceso directo por la plaza. Ironías de la vida, de momento ahora tendrá puerta nueva y acceso por la acera.