Famosa por su nombre, no en vano es lo primero que a uno le llama la atención, sobre todo de niños, cuando, educados en la buena costumbre de no decir palabrotas, nos ruborizábamos evitando pronunciarlo y jugábamos a que otro lo hiciera, al pasar por delante y ver el cartel anunciador sobre el dintel de la puerta, para terminar haciéndolo con un «pu y lo que sigue», tras media sonrisilla de vergüenza. ¡Bendita inocencia!

La Cueva Puta Parió y Jarandilla de la Vera son sinónimos. Este lugar se ha convertido en seña de identidad de la localidad cuya visita es casi de obligado cumplimiento. Su fama le precede y es recomendada por todo aquel que la conoce, más si cabe porque también fue la vivienda de don Luis de Quijada, mayordomo del emperador Carlos I de España y V de Alemania y continúa a día de hoy siendo lugar de referencia para visitantes y autóctonos donde tomar unas buenas tapas de productos de la tierra.

Aunque La Cueva original, propiedad de Pedro Cañadas, lleva ya unos años cerrada, sus hijos siguen manteniendo un restaurante en el edificio colindante, un caserón del s. XV que conserva nombre y tradición, adquiridos gracias al carácter de este cabrero socarrón, quien después de cumplir la mili, se enamoró de la hija de un tabernero y tras casarse, le hizo la competencia al suegro con el propósito de «hacer reír a la gente y olvidar penas». El caso es que quien la ha visitado, raro es que la haya olvidado, de ahí su lema cuando decidió abrir el negocio: «No quiero clientes, quiero amigos».

Y como de bien nacido es ser agradecido, el pueblo jarandillano, a través de la comisión y el equipo de promoción de Los Escobazos, ha decidido otorgar al fundador de La cueva Puta Parió, el mayor galardón que puede recibir un jarandillano, el Escobón de Oro de 2019, por su labor de todos estos años como referente en el sector turístico local, promocionándolo y poniendo en valor sus recursos costumbristas, patrimoniales, histórico-artísticos y culturales, como su fiesta más emblemática y representativa, Los Escobazos y cuya entrega se realizará el próximo día siete de diciembre, noche en la que se celebra esta fiesta, declarada de Interés Turístico Regional, que dará calor también al corazón de este verato de los pies a la cabeza. ¡Reconocer lo nuestro siempre tiene premio!