Cuántas veces hemos cantado esta canción para ver si, a modo de mantra prodigioso, se producía el milagro y llovía. O, como desde hace unas semanas viene ocurriendo en nuestras parroquias, celebramos novenas a los Santos para que obren el milagro. Agricultores y ganaderos están pendientes de la pluviosidad todo el año.

El balance de la reserva de agua del Ministerio de Medio Ambiente en nuestra provincia, a 31 de octubre, arroja resultados nefastos. Por poner un ejemplo, el embalse Gabriel y Galán, con una capacidad de 911 hectómetros cúbicos (un 21,62%), tiene una cantidad de agua embalsada de 197. Terrible. Cifras muy inferiores a las de la misma semana del pasado 2016, cuando el embalse contenía 358 hectómetros cúbicos, (un 39.30%).

Estoy convencida de que tenemos mucho que ver en ello. Que nuestro comportamiento con el planeta en el que vivimos, no sólo deja mucho que desear, sino que hacemos infinidad de barbaridades que agravan y aceleran los efectos del devastador cambio climático.

Si hasta la Mancomunidad de la Vera ha contratado una técnico de medio ambiente, encargada de diseñar una campaña de sensibilización e información sobre el uso adecuado del contenedor de Envases Ligeros (el amarillo), que durará hasta fin de año y que complementará otras campañas realizadas en la comarca. Dado el alto porcentaje de impropios que contienen, que es como se denomina a los residuos que no corresponden a un contenedor específico.

Si bien es cierto que cada vez reciclamos más, no lo hacemos mejor. Puede que, como pasa con la mayoría de las cosas, nos habituemos y automaticemos el reciclaje de tal forma, que no somos conscientes de lo que hacemos.

Pongamos cada quien nuestro responsable granito de arena. Aún conozco a demasiada gente que cree que reciclar no sirve de nada. No estoy de acuerdo. Los datos lo confirman, desde que en 1998 comenzáramos a hacerlo, se ha evitado la emisión de 17,4 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera y se han ahorrado cientos de millones de metros cúbicos de agua.

Tal vez este círculo vicioso tenga mala solución, pero dado que la sequía es un mal de este siglo para el que no tenemos solución, al menos, ahorremos el poco agua que tenemos, o el futuro será peor de lo que imaginamos.