Las quejas vecinales por los ruidos de las motos con escape libre suben en verano tanto como las temperaturas. "A mi se me quejan muchos vecinos --admite la concejala de la policía local, Josefa Pérez Camisón-- pero no tenemos medios para medir el ruido y controlar esta molesta situación".

Por eso la junta local de gobierno va a solicitar a la Junta la cesión temporal de un sonómetro así como de un etilómetro que la consejería de Presidencia ha ofrecido a los ayuntamientos de forma rotatoria mientras la edil ha anunciado que pedirá a la alcaldesa que dicte un bando para pedir respeto al descanso ciudadano "al estilo de los de Tierno Galván y sobre todo en la siesta" dice.

IMPOTENCIAMientras tanto, no parece que haya solución contra estos ruidos. Aunque la reforma del 2000 de la Ley de Tráfico y Seguridad Vial permite la inmovilización de los ciclomotores y motocicletas que produzcan tan ensordecedores ruidos por llevar el tubo de escape trucado al considerarlo contaminación acústica, la policía local reconoce que sólo lo hace cuando "ya es muy cantoso porque no disponemos de un aparato medidor". Así son muy contadas las sanciones impuestas --que ascienden a 90 euros-- aunque el ayuntamiento no ha facilitado el número.