Una papelera destrozada, una señal de tráfico por los suelos, retrovisores rotos, pintadas por todas partes o contenedores quemados. Son ejemplos de los actos vandálicos que se cometen casi todos los fines de semana en la ciudad y que le cuestan al ayuntamiento hasta 30.500 euros al año. Ahora, el equipo de gobierno ha preparado una ordenanza para atajarlos, que llevará al pleno del próximo lunes.

Es la primera ordenanza contra el vandalismo con la que contará el ayuntamiento y contempla multas de hasta 3.000 euros para los infractores hasta trabajos en favor de la comunidad. Lo que quiso dejar claro el edil de Seguridad Ciudadana, Blas Raimundo, es que "a partir de ahora todos los vándalos a los que pillemos tendrán castigo".

La ordenanza no deja fuera ninguno de los destrozos habituales de los gamberros y prohíbe actuar contra árboles, papeleras, contenedores, fuentes, fachadas de edificios públicos y privados, señales, realizar pintadas e incluso disparar petardos o maltratar a animales.

Pero además, el texto contempla la obligación de respetar el descanso ciudadano evitando la producción de ruidos y olores. Así, incide en una de las principales reclamaciones vecinales, la de que los vehículos a motor deben llevar silenciadores y que éstos sean eficaces.

TRABAJOS COMUNITARIOS En este sentido, la ordenanza también prohíbe accionar en la vía pública aparatos de radio, televisión o instrumentos musicales salvo en fiestas o con autorización municipal e incluye sanciones para los menores de 18 años que consuman alcohol o para aquellos que les vendan bebidas.

Precisamente, sólo en el caso de los adolescentes de 16 y 17 años que se salten la prohibición de consumir alcohol, la multa se podrá canjear por servicios a la comunidad, previo consentimiento de los padres o tutores. El resto de infracciones se pagarán con multas que irán de los 100 euros, las más leves, a los 3.000 las más graves.