I nsignes edificios ocupan espacios salpicando la ciudad por el centro, extramuros y periferia. De toda índole y estilos, el recorrido histórico-artístico placentino es de tal envergadura que produce orgullo y riqueza para todos. Muestras de ello son, la herencia del que fuera arquitecto municipal Vicente Paredes, recientemente expuesta en el Museo Etnográfico y Textil Pérez Enciso, haciéndose justicia a su trayectoria y a la huella dejada en sus 76 años de existencia, en obras tales como El Casino, La Plaza de Toros o El Mercado de Abastos, entre otras de diverso calado y sin ejecución, o el polémico Palacio de Congresos, símbolo vanguardista de la ciudad por excelencia.

El Plan Rehabilita 16 celebró el pasado jueves su undécima edición. Proyectado desde la, por entonces, Concejalía de Obras y Urbanismo conjuntamente con la Oficina Municipal del Área de Rehabilitación Integrada (A.R.I.), llega a nuestros días bastante debilitado, aunque sobrevive.

Distintos ciclos de conferencias y mesas redondas se han venido ocupando de dar a conocer y acercar al público el amplio y valioso legado arquitectónico, a través de, no sólo arquitectos o aparejadores, sino también, distintas asociaciones dedicadas a la divulgación y conservación de la memoria histórica y barajar los posibles elementos a rehabilitar. El Conventual de San Francisco o la rica (por su valor y contenido) Iglesia de La Magdalena convertida en Sala de Promoción de la Artesanía dependiente de la Diputación Provincial de Cáceres, son algunos de los beneficiados de este Plan. Apoyado por el Excelentísimo Ayuntamiento de Plasencia junto con el conjunto de empresas de PYMECON, Federación Provincial de la Pequeña y Mediana Empresa de la Construcción de Cáceres, con la concesión de su premio honorífico que contribuye a impulsar este proyecto, reconociendo la labor de personas, tanto físicas como jurídicas, responsables de la proyección y/o ejecución de actuaciones, capaces de hallar la sostenibilidad necesaria entre lo antiguo y lo moderno.

Es nuestro derecho, como también nuestro deber, conservar y exigir que se mantengan vivos cada uno de tan notables edificios parte de la historia de Plasencia y sus comarcas. Esperemos que el dinero que está llegando a la ciudad sea distribuido eficaz e inteligentemente y podamos estar agradecidos y orgullosos de la herencia recibida y dada. H