Un grupo de vecinos de la plaza de Ansano intentan impedir la puesta en marcha de un nuevo negocio en el local donde se ubicó la discoteca Chapó, cerrada hace año y medio por el ayuntamiento. Los residentes esgrimen que el nuevo establecimiento carece de los permisos pertinentes y temen que reabrir el negocio suponga volver a sufrir las mismas molestias de ruido que ocasionaba el anterior.

Sin embargo, la nueva dueña, Olivia Valiente, asegura que este local "no se parece en nada a una discoteca", ya que lo que plantea, según explicó, es "abrir un café teatro que esté en funcionamiento desde por la tarde". La propietaria se quejó de la actitud vecinal: "Me han denunciado e incluso amenazado con recoger firmas en mi contra sin ni siquiera querer escucharme", aseguró. Incluso ha escrito un texto conciliador dirigido a los residentes para explicar que dispone de licencia de obra, pero "ni siquiera me han atendido", lamentó.

Por su parte, Blas Raimundo, el edil delegado, ha explicado que la joven "puede hacer la obra porque tiene licencia para ello", lo cual no significa que pueda abrir el negocio puesto que "son dos licencias distintas, una de obra y otra de apertura; aunque si cumple los requisitos podrá abrir", concluyó.