Los sanitarios han estado y siguen estando en la primera línea de batalla frente al coronavirus y son, junto con los mayores de residencias, uno de los colectivos con más contagios. En Plasencia, la familia Rodríguez Calzada lo sabe bien pues cuenta con cinco miembros que trabajan en Sanidad, a los que se suman las parejas de dos de ellos. Sus diferentes responsabilidades y trato con pacientes contagiados les permiten hacer una radiografía y sacar unas conclusiones de esta pandemia muy realistas.

El padre de familia es Rafael Rodríguez, de 63 años y médico de Atención Primaria en la población de El Torno. Aunque ha estado en contacto con pacientes afectados “no ha desarrollado la enfermedad”. No le ha sucedido lo mismo a su mujer, Elvira Calzada, de 61 años y auxiliar de Enfermería responsable de la farmacia del centro de alzhéimer Los Pinos de Plasencia, uno de los más castigados. En estos momentos, se encuentra aislada y sola en su casa de Plasencia, pero “todos los hermanos están muy pendientes de ella y la pueden ver físicamente porque viven cerca. Se siente mal y estuvo en el hospital, pero puede permanecer en casa”, explica su hijo Rafael Rodríguez.

Quien también ha estado aislado en su domicilio ha sido su hermano Iñaki Rodríguez, enfermero en el Punto de Atención Continuada de La Data de Plasencia. Ha vuelto a trabajar, aunque no así su pareja, Laura, enfermera sustituta en el centro de salud de El Torno, que también dio positivo y continúa de baja.

Otra hermana, María Rodríguez, es enfermera en la unidad del covid-19 habilitada en el centro sociosanitario de Plasencia, pero no se ha contagiado y tampoco su hermano Rafael Rodríguez, psiquiatra en el hospital Río Hortega de Valladolid y con consulta privada en Plasencia. Rafael colaboró de forma voluntaria en el hospital de campaña que se montó en Valladolid y también su pareja, Lorena, médico de Urgencias en el Río Hortega.

Con la experiencia acumulada de todos, Rafael tiene claro que el virus es “muy contagioso” y que ha afectado a un gran número de sanitarios porque “el sistema no estaba preparado para esto, en ningún país y los sanitarios han recibido el primer impacto porque son los primeros que han estado ahí”. Sobre la falta de medios, apunta que “la situación de excepción ha generado una necesidad no planificada previamente. La falta de equipos de protección inicialmente ha sido generalizada, lo que ha influido en el alto número de contagios en sanitarios, pero las autoridades han hecho lo que han podido y ya están dotados de material los sistemas sanitarios en la mayor parte de los sitios”. Aún así, considera que hay muchos más contagiados que los que figuran en cifras porque “hay bastantes que han tenido síntomas leves, muy tenues o han sido asintomáticos, pero no se han hecho pruebas a todo el mundo”. Del mismo modo, cree que se han hecho pocas pruebas a las personas mayores y “en residencias han muerto muchos sin pruebas porque solo se hacían cuando llegaban a los hospitales”.

Sobre la respuesta del sistema sanitario y la evolución del virus, subraya que “los hospitales se han transformado, las UVI se han desdoblado, se han multiplicado las camas, las plantas se han modificado, pero se está viendo una evolución positiva porque en las últimas dos semanas ha ido bajando paulatinamente el número de ingresados, se han ido vaciando las plantas”.

Aún, de cara a la próxima desescalada, confiesa que la sensación entre los profesionales es de “miedo a que pueda haber más contagios porque no todo el mundo es responsable a la hora de cumplir las normas. Aunque también es verdad que no se va a volver a producir una oleada como tal ya que no ha habido contagio comunitario durante semanas”.

Del medio y largo plazo, tiene claro que “nuestra vida y hábitos se van a ver modificados durante unos años. La vacuna aparecerá a medio plazo, pero el virus va a estar con nosotros un tiempo largo, todo va a cambiar”. Recomienda sobre todo, mantener la distancia social, el uso de mascarillas y el lavado de manos. En cuanto al sistema sanitario, cree que “va a estar preparado durante unos años para lo que pueda pasar, con un estoc de equipos de protección, un aumento de las UVI…”

Y sobre su condición de héroes, no lo duda: “no somos héroes, cada uno hace su trabajo, que es vocacional, en todas las circunstancias. Si hubiera una guerra, también estaríamos ahí. Creo que los sanitarios se han comportado de manera muy valiente y responsable y es admirable cómo los de más edad, aún con más riesgo, también han estado al pie del cañón. Por nuestra parte, somos una familia que amamos nuestra tierra y para todos es una satisfacción y un honor aportar nuestro granito de arena para que este problema de todos se solucione, como siempre hemos hecho y seguiremos haciendo después de esto”.