Del latín securitas y derivada de su adjetivo securus, que califica la condición de vivir sin temor o despreocupados, libre de cualquier peligro o daño, o, según el D.R.A.E., cierto, indubitable, firme o bien sujeto, que no falla y ofrece confianza, o, lugar o sitio libre de todo peligro. ¿De verdad creemos que esta absoluta certeza es posible? Osados, los humanos atribuimos el término de seguridad a multitud de ámbitos, como la seguridad alimentaria, informática, ciudadana, laboral, vial, jurídica,… aditivos, virus, violadores, paraplejias, muertes y corrupción nos muestran la cruda realidad.

La vida nos demuestra día tras día que NO estamos completamente seguros. Lo único seguro, como sabiamente escuchamos decir a nuestros mayores, es la muerte, de aquí el infructuoso intento humano por hallar la piedra filosofal, el elixir de la eterna juventud y similares.

Cualquiera nos hemos visto sorprendidos haciendo lo que juramos y perjuramos que no haríamos jamás y si nosotros mismos somos capaces de cosas increíbles, cómo vamos a poner la mano en el fuego por otras personas, tengan la relación que tengan con nosotros. Cuántas veces hemos enseñado a conducir vehículos a hijos o sobrinos, menores por regla general, por puro afán de ampliar sus conocimientos, facilitando esa droga tan dura como cualquier otra que es el saber.

Esos cuatro menores de Villar del Rey condujeron el coche durante horas hasta el momento del accidente, mientras el que falleció iba grabando numerosos videos donde se les ve conduciendo, que compartió con sus amigos en las redes sociales. Así como los cinco ocupantes del vehículo que se salió de la A-66 en la madrugada del martes día 24, a la altura de Plasencia. En ambos siniestros y, según la Guardia Civil, los ocupantes circulaban sin cinturón de seguridad, obligatorio por ley y lo único que minimiza los riesgos, pero, lamentablemente y como podemos comprobar en estos y otros muchos casos, no infalible.

Nada hay del todo seguro en esta vida, aunque si queremos conservarla, tanto a ella como a cualquier otra cosa, un trabajo, una relación, un estado emocional, lo único seguro, por imprescindible y sobre todo necesario, es que debemos de poner lo que está en nuestras manos para lograrlo.