Dionisia La Mana, Eduarda Bordallo, Isabel Moreno, Isabel Pérez, La Cabrera, Leonor Conejero, Leonarda Melo, Leandra Rovira, María Cano, María Gómez, Rafaela Calderón, Sandalia Pérez y Victoria Adamo. Gracias a ellas, Plasencia ostenta el título de Muy Bénefica, que otorgó la reina regente María Cristina en 1901. Estas doce mujeres recibieron ayer un homenaje ante sus descendientes en la plaza que lleva el nombre de una de ellas, Isabel La Cabrera, frente al teatro Alkázar.

Ha sido posible gracias a Pepita Platero, hija de una de estas doce mujeres, que se puso en contacto con el alcalde por Facebook para solicitar el reconocimiento que a su juicio merecían.

El alcalde recogió el guante y ayer, 120 años después del ejemplo de solidaridad que dieron a la ciudad, un azulejo en la fachada de la iglesia de Santa Ana las recordará para siempre.

Corría el año 1898 cuando estas doce mujeres, vecinas de la calle Ancha y Trujillo, conocieron la llegada de un tren con soldados repatriados de la guerra de Cuba. No les conocían, pero escucharon su sufrimiento y primero les llevaron agua y después, «se organizaron» para ayudarles con alimentos, vendas... No eran pudientes, sino «viudas, mujeres de fontaneros, albañiles...», según recordó ayer el alcalde. A algunas les tocó «lo más difícil, ir a hablar con los ricos» para que colaboraran, contaba ayer una emocionada Pepita Platero.

Y lo hicieron, el obispo, la Cámara de Comercio, Cruz Roja... y al final «casi el 90% de la población siguió el camino de aquellas mujeres valientes», subrayó Fernando Pizarro. El primero de los trenes pasó un 11 de septiembre y llegaron unos 400 soldados, cuya entrada a algunas ciudades españolas les había sido negada «por miedo a que pudieran causar epidemias».

Ante la presencia de muchos descendientes, el alcalde quiso ayer convertir este acto en «un homenaje a las mujeres placentinas», por lo que asistieron también como invitadas representantes de muchos colectivos de mujeres de la ciudad.