No llegaron a brotar, del susto, imagino, pero inundaron mis ojos. Las lágrimas tuvieron también cabida en el encuentro literario por excelencia, Centrifugados, porque es el único y porque es único. Nada hay con lo que comparar porque ni hay ni ha habido otro aquí, por lo tanto, es el mejor.

Indirectamente contribuí y tuve conocimiento de su creación desde el principio y la apoyé en la sombra para, más tarde, poder disfrutarlo. Talleres, conferencias, mesas redondas y muchos y buenos libros, pero sobre todo, personas. Porque este sueño fue real y lo vivimos multitud de ellas, de este y el otro lado del charco, que amamos la cultura y la procuramos en la medida que sea. Un encuentro de infinitos elementos y sentimientos en donde la educación se podía mascar, producto del ingente trabajo de Jose María Cumbreño Espada.

He colaborado en la creación de cuatro asociaciones sin ánimo de lucro y un Club Deportivo de Esgrima y he padecido lo que esto significa. La burocracia (palabra que recoge mil desafíos, zancadillas, empujones, prisas, exigencias, competencia…sabéis que podría seguir) es ahora mismo la Espada de Damocles de muchos sueños de grupos pequeños de personas que ni siquiera aspiramos a grandes logros y que luchamos por dar vida a pasiones, por desgracia, solos, y la dedicación y entrega siempre pasan factura.

Jose María (Chema) ha visto perjudicada su salud por dar más de lo que humanamente podía por y para su sueño, generando cultura y regalándonosla después, pero, lamentablemente, tiene un límite como todos y ya no puede más.

Un año entero tienen por delante las autoridades para trabajar en la consecución de su permanencia. Tanto y tan poco, el mismo tiempo que Cumbreño, un hombre como pocos, tenía para preparar cada edición, ¡ÉL SOLO! Puesto que la burocracia ha sido el verdadero problema detonante de la decisión de que, la IV edición, sea la última celebrada, al menos en Plasencia, de Centrifugados.

Me resisto a creer que se sea definitivo y seguiré soñando con que en 2019 vuelva a celebrarse y Luis Landero entregue el premio a otro de su calidad. Quiero confiar en la palabra del alcalde Fernando Pizarro de no quedarse de brazos cruzados e intentar que vuelva el encuentro a Plasencia. Como diría Joda: «No lo intentes, hazlo».