No quedan nichos nuevos en el cementerio municipal de Plasencia. Los familiares de las personas que fallezcan en la ciudad antes de que se pongan a disposición otros 230 que se están construyendo actualmente, tendrán que elegir entre la incineración o alguno de los reutilizables que están preparados para su uso y que son «cinco o seis», según los cálculos del concejal de Servicios Municipales, Luis Miguel Pérez Escanilla.

En el caso de que hubiera más fallecimientos, señala que «habría que habilitar más nichos», también reutilizables, pero que actualmente no están acondicionados. Según explica el edil, la reutilizacion de nichos es una «práctica habitual y además es lógico y coherente» porque, si solo se utilizaran nichos nuevos, «necesitaríamos toda la ciudad» para levantarlos. Así, señala que, cuando el tiempo de ocupación de los nichos se cumple o se quedan vacíos porque sus familiares trasladan a los difuntos, se acondicionan para volverlos a utilizar.

«Esto es lo que hay que hacer y, si alguien ha ido pagando para tener un nicho nuevo, debería quejarse a su seguro, no al ayuntamiento».

Lo cierto es que el gobierno local dijo el viernes que había cinco nichos nuevos, en respuesta a una denuncia de Unidas Podemos y ayer se retractó. Respecto a las obras de los 230, Escanilla ha explicado que ha estado parada unos días «por un tema de falta de suministros que no llegaban, algo que también es normal». Según sus cálculos, habrá terminado entre el día 28 y el 30.

Afectados

AfectadosTeodoro Pérez Mesonero murió el pasado miércoles a los 80 años. Su familia se enteró en el tanatorio de que no podría enterrarlo en un nicho nuevo. «Nos dijeron que nuevos no había y nos dieron a elegir entre incinerarle o uno de segunda mano».

Su hija Pilar explica que acudió al cementerio a ver estos, pero se indignó porque «eran de los más antiguos, por lo menos del 1800 y estaban en muy malas condiciones». Respecto a la incineración, señala: «Mi padre expresamente me dijo que no quería que lo quemara y he respetado la voluntad de mi padre».

Por eso, preguntaron si podían enterrarle junto a su abuela o su abuelo, pero «no habían pasado 20 años y no me dejaban hacerlo, dijeron que no se podían abrir todavía». Entonces, su enfado fue a más. «Insistí porque estaba muy harta y dije que iba a montar un pollo, no hay derecho a estar toda la vida pagando un nicho para no poder tener uno propio».

En su caso, al final su padre descansa con su abuelo, pero avisa: «Que sepa la gente que no hay nichos nuevos y que no se mueran más de cinco que el jueves las obras de los nuevos estaban paradas».