Cuando no es porque en la factura del teléfono aparece un número al que nunca se ha llamado es porque una operadora muy atenta ha intentado darte el timo de los 800 . Pero las reclamaciones por telefonía fija o móvil siguen llevándose la palma seguidas muy de cerca por las relacionadas con constructoras e inmobiliarias.

La imagen del consumidor conformista está empezando a desterrarse y cada vez son más los clientes que se deciden a presentar una queja por el jersey de cuarenta euros al que le han salido bolas al primer lavado.

El sistema amistoso gana enteros. La propia directora general de Consumo, Nuria Sánchez, lo dijo en la Universidad Popular. "En los dos últimos años se ha producido un incremento del uso del sistema de arbitraje de consumo, que ha pasado de dirimir 300 reclamaciones a más de 2.000". La oficina municipal de información al consumidor (OMIC) es el órgano más cercano al consumidor y también anima a los comerciantes a adherirse al sistema arbitral.

En el ránking de reclamaciones la reina es la telefonía y a las facturas las están desplazando los timos, pero en el sistema arbitral de consumo caben reclamaciones de toda cuantía. Desde una prenda de vestir a un coche o una vivienda. La ventaja para ambas partes es que es más barato y menos engorroso que la vía judicial. El laudo es de obligado cumplimiento.