"No entiendo que tarden tanto tiempo en resolver una cosa que es urgente". Lo dice Francisca Collazo Esteban, viuda de 49 años, que hace un año presentó una solicitud para una vivienda social y ahora confiesa estar "bastante desesperada porque pensé que se resolvería en unos meses y ahora vivo refugiada en casa de un hermano y con mi ropa y mis cosas en una cochera en Navaconcejo".

Afirma que sin la gratitud de su hermano y sus amigos "viviría debajo de un puente porque cobro poco más de 400 euros de pensión y encima no puedo trabajar por problemas de salud y he tenido suerte porque al menos tengo una casa". Su hermano le ha habilitado un salón como habitación, pero "no tengo ni un armario y tengo que tener la ropa y enseres en cajas".

Por eso, se queja de que, mientras personas como ella viven con dificultades, las viviendas no estén antes a disposición de quien las necesita: "No entiendo que la Junta tenga un montón de pisos cerrados y abandonados". También critica que la administración mantenga en viviendas a otros inquilinos "que no han pagado ni un mes de renta desde que están allí y encima tienen un Mercedes en la puerta".

Ahora espera tener suerte y ser una de las adjudicatarias porque "necesito tener mi casa, mis muebles, intimidad".