Con las lluvias de las semanas anteriores, muchos rezaron para que el tiempo acompañara a la celebración del día de la Patrona y no lloviera y así fue. El día amaneció ayer soleado y con temperaturas agradables, lo que animó a miles de romeros a continuar con la tradición de subir al Puerto desde primera hora para pasar el día con la familia y acompañar a la Virgen del Puerto en su fiesta.

Los que subieron pronto tuvieron suerte porque, a última hora de la mañana, la policía se planteaba cerrar el entorno de la ermita al tráfico y que los vehículos que subiera dieran la vuelta porque no había zonas de aparcamiento. Precisamente, la lluvia ha hecho que este año la mayor parte del campo esté anegado, con el peligro de que los coches pudieran quedar atascados, de ahí que algunos espacios estuvieran precintados y que quedaran pocos para aparcar.

Los más madrugadores pudieron trasladar en sus vehículos sus mesas, sillas, fiambreras, la bota de vino y la parrilla para pasar el día más campero . El sol de la mañana acompañó, aunque a mediodía dejó pasó a las nubes y a una temperatura menos agradable y más fría.

Aún así, no faltaron las visitas a la Virgen y a las misas en su honor, sobre todo a las 11.30 horas, con misa solemne oficiada por el vicario general, Francisco Rico. La devoción tuvo su momento más multitudinario, como es tradicional, con la procesión de las seis de la tarde, a la que no faltó la corporación municipal con el alcalde a la cabeza y devotos que se apuntaron para cargar la imagen. En los alrededores, decenas de fieles con sus pañuelos blancos y sus 'vivas' a La Canchalera. Tras el recorrido, llegaron las pujas para devolver a la Virgen al interior del templo y subirla a su camerín.

Los menos devotos, aprovecharon el día para pasar por los cuatro chiringuitos instalados a una distancia considerable de la ermita y beber y bailar hasta que el cuerpo aguantó. Los niños, se decantaron por el algodón de azúcar, las obleas y los helados, de los puestos ubicados entre el santuario y los chiringuitos. Y entre todos, la policía local, Protección Civil, Cruz Roja y la Guardia Civil velando por la seguridad, más una grúa por si algún vehículo terminaba atascado en el campo anegado.