El tironero detenido el miércoles resulta ser todo un escapista porque ayer volvió a darse a la fuga cuando la Policía Nacional le conducía al calabozo municipal. El juzgado acababa de decretar su ingreso en prisión preventiva y debía esperar en las dependencias de la policía local para ser trasladado a Cáceres por la Guardia Civil. Pero no esperó siquiera a que le sacaran del coche patrulla, aparcado delante justo del ayuntamiento, ya que se lanzó literalmente a la calle y emprendió una carrera a toda velocidad por la plaza Mayor mientras los policías le perseguían pidiendo a gritos que le detuvieran. Lo que hizo, según testigos, un ciudadano que le cortó el paso en la calle Talavera y pudo ser atrapado en medio de una gran expectación.

Eran las 12.30 horas y terminaba así el segundo episodio de escapismo protagonizado por Christopher G. G., --y no Jonathan como publicamos ayer por error-- que también el miércoles dio esquinazo a la policía cuando fue a buscarle a su domicilio en la avenida de España. Entonces anudó unas sábanas para descolgarse por la ventana de un cuarto piso y en su huida se metió en el colegio de San Miguel, donde quitó el bolso a una profesora, que dio la voz de alarma a la policía y pudo ser atrapado. Aunque la noche del miércoles, en los calabozos de la comisaría, tampoco se resignó. Fuentes de la investigación confirmaron que trató de colgarse repetidas veces con su propia ropa hasta que la policía optó por trasladarle a pasar la noche en el Hospital Psiquiátrico como medida de seguridad. "No creemos que fueran intentos serios de suicidarse, sino de forzar su traslado para intentar volver a escaparse", explicaron. El tironero, de 19 años, esperará el juicio en prisión.