Las máquinas tragaperras han sido una trampa para el 80 por ciento de los enfermos que siguen tratamiento con la Asociación de Jugadores en Rehabilitación Nuestra Señora del Puerto (AJER). 18 de los 22 usuarios son adictos al juego de azar más accesible en la actualidad porque no hay bar donde no haya una tragaperras.

De ahí que las asociaciones de jugadores de azar rehabilitados vienen reivindicando que sólo se permitan en salas de juegos, casinos o establecimientos especializados mientras la asociación placentina ha agradecido a la concejalía de Bienestar Social la moción recientemente aprobada por el pleno para prohibir la existencia de estas máquinas en edificios dependientes del ayuntamiento tales como las sedes de las asociaciones de vecinos.

LA MUJER SE ATREVE MENOS

Extremadura es una de las pocas comunidades españolas que tienen reconocida la ludopatía como enfermedad y la Junta de Extremadura tiene suscrito un convenio con las asociaciones para su rehabilitación. En cerca de tres años de funcionamiento de la placentina, han sido atendidos 36, de los que catorce han superado los dos años de tratamiento y están en fase de seguimiento porque los abandonos han sido muy pocos y el resto sigue aún el proceso con la psicóloga, Gemma Campos. Las tragaperras centran las adicciones de 18 y el resto son aficionados al bingo, la lotería y las quinielas.

El grupo actual sólo incluye una mujer pese a que los especialistas estiman que uno de cada tres adictos es del sexo femenino. La presión social es la razón de que las mujeres se atrevan menos a reconocer el problema y a buscar ayuda. De hecho el jugador suele llegar a estas asociaciones empujado por la familia aunque es fundamental que tome conciencia del problema. Enfermos y familiares han celebrado esta semana el Día sin Juegos de Azar con una jornada completa de charlas y coloquios.