«Lo trágico. Cada tres meses, cada semana, cada día, cada noche. Vuelve siempre, a molestarte, te da un toque de atención. A veces breve, pero firme, profundo». Así comienza el libro con el que la placentina María Eva Sánchez Hermoso quiere transformar el dolor crónico que padece en esperanza de vida para los niños con cáncer.

Deseas tener algún poder mágico que lo destruya es el título que puso a un diario que le sirvió para desahogarse y hacer su dolor más soportable; que envió a Europa Ediciones por si sonaba la flauta y se lo publicaban y que ahora, el 25 de enero, podrá adquirirse en las librerías, en la tienda virtual de la editorial y en Amazon. Ya ha dejado algunos ejemplares en La Libélula (avenida de Extremadura).

Con este libro quiere cumplir dos objetivos, uno, ayudar a las personas que, como ella, sufren dolor crónico, «que vean que no están solas». Porque, al igual que escribir lo que uno siente es catártico, descubrir que no eres el único que sufre y que puedes apoyarte en otros también lo es. Como ella descubrió e hizo en el curso de natación y salud de la piscina de Plasencia.

El segundo propósito es ayudar a vencer el cáncer. Eva ha pensado sobre todo en los niños porque «ellos te dan una fortaleza y una energía...» Explica que el cáncer infantil es la primera causa de muerte por enfermedad pediátrica y que el 80% de los niños con cáncer se cura, pero «yo quiero que sea el 100%». Por eso, todos los beneficios de la venta del libro los donará a investigación.

Para Sofía y Mariola

Para Sofía y MariolaPero hay más porqués detrás de este libro. Se lo ha dedicado a su hermana Mariola, que «murió con 30 años» y a su amiga Sofía, que también falleció por un cáncer.

A ella le contó cuando paseaban juntas que estaba escribiendo el diario para descargar todas las emociones que sentía a raíz de su condrosarcoma, un tipo de cáncer que se forma en el cartílago de los huesos. En su caso, en varias costillas y el esternón. «Sofía me dijo que era muy bonito lo que hacía y que debería compartirlo para ayudar a la gente». Así que, cuando Sofía falleció, decidió seguir su consejo, por los que están en su misma situación y por los niños.

Aunque en su diario la primera fecha que aparece es el 28 de febrero del 2018, Eva explica lo que vivió desde que le diagnosticaron el condrosarcoma hasta que la operaron en Madrid el 6 de junio del 2017.

Al contrario que en otros tipos de cáncer, no recibió quimioterapia ni radioterapia porque «solo existe la opción de extirparlo y rezar para que no se vuelva a regenerar». Lo malo es que, a pesar de que le quitaron el tumor, volvió a casa con dolor crónico.

Deshacerse el peso

Deshacerse el peso«No me podía valer por mí misma, ni para lavarme el pelo o los dientes». Aunque contaba entonces con la ayuda de su marido y su hija menor, era el momento de sentarse ante su ordenador cuando «el dolor se hacía soportable. Al escribir, desahogarme y expresar lo que siento, me voy quitando ese peso, me ayuda y empiezo mi diario», explica.

Volvió también de nuevo a escribir, algo que hacía desde pequeña, tanto diarios, como poesías y también dibujos, como los que también ha incluido en el libro. El 2 de enero del 2020 es la última fecha que aparece porque debía parar en algún momento de compartir sus sentimientos.

No obstante, sigue plasmando su día a día e intentando hacer vida normal. Además, este proyecto le ha dado fuerzas para seguir ayudando a los niños con cáncer y ha decidido «buscar alguna otra iniciativa» porque, aunque esta incapacitada para trabajar, «estoy capacitada para ayudar en lo que pueda».